Resguardar información en la era digital es una tarea ardua y de vital importancia. Pero si optamos por almacenarla en soporte físico, nos enfrentamos a la posibilidad de perder datos de forma inesperada. Las razones pueden ser variadas: del error humano al ciberataque, pasando por fallos de hardware, bugs de software, corte del suministro eléctrico, etc.