Los modelos de lenguaje como ChatGPT han cambiado la forma en que interactuamos con la información, pero siguen teniendo una limitación importante: una vez entrenados, no pueden adaptarse con facilidad a nuevas tareas o entornos sin intervención humana. En un esfuerzo por resolver este problema, investigadores del MIT han desarrollado un nuevo marco llamado Self-Adapting Language Models (SEAL) que permite a estos modelos enseñarse a sí mismos, generando sus propios datos de entrenamiento y directrices para actualizar su conocimiento de manera permanente.