Si tu ordenador comienza a funcionar lentamente o muestra errores inesperados, una de las primeras medidas que puedes tomar es revisar y gestionar los procesos de segundo plano. Estos procesos, aunque a menudo invisibles para el usuario medio, son fundamentales para el funcionamiento del sistema operativo y las aplicaciones. Sin embargo, algunos de estos pueden acaparar recursos innecesariamente o incluso interferir con el rendimiento general del equipo.