Programación, robótica, pensamiento computacional … este vocabulario que hasta hace pocos años no entraba en las conversaciones asociadas a la educación o el ocio de los niños, ha ganado un peso enorme. Ya no es extraño ni poco habitual que en diferentes materias del colegio, juguetes STEM, extraescolares o el tiempo con los padres, enseñar programación sea un objetivo claro y definido.