En 1972 Dennis Ritchie estaba hasta el gorro de las limitaciones que imponía el lenguaje de programación B, derivado de BCPL y creado por Ken Thompson para poder desarrollar programas y utilidades para Unix en el mítico PDP-11. La necesidad agudiza el ingenio, dicen, y el ya de por sí ingenioso Ritchie decidió crearse un sistema operativo mucho más adecuado. Aquel esfuerzo se convirtió en el lenguaje de programación C.