La propuesta de prohibir el uso de móviles en las aulas busca mejorar el enfoque y la atención de los estudiantes, abordando la «alarma social» por los efectos negativos de la tecnología en el rendimiento académico.
La conversación en enero entre el Ministerio de Educación y las comunidades autónomas será crucial para determinar si esta medida es la mejor vía o si se necesitan enfoques más flexibles.