Hace ya mucho, mucho tiempo, tanto que casi parece una historia de las que se cuentan de abuelos a nietos, para hablar con una persona a distancia tenías que llamarla a su casa. Ya fuese para hablar con quien te gustaba y tenías que arriesgarte a que contestase alguien de su familia, o para hablar con alguna amistad, lo que se usaba era el teléfono fijo. Y el teléfono fijo estaba en la casa y era el mismo para todos los miembros de la familia.