El ENIAC era imponente. Intimidatorio. Este ordenador, una de las primeras máquinas de propósito general de la historia, pesaba alrededor de 27 toneladas, ocupaba 167 metros cuadrados y utilizaba nada menos que 18 000 válvulas termoiónicas. John Mauchly y J. Presper Eckert, sus diseñadores, lo pusieron en marcha para resolver un problema real a finales de 1945, en la Universidad de Pennsylvania, y se mantuvo operativo hasta 1955.